domingo, 31 de enero de 2021

Caifanes - Así vi explotar la célula

 


Caifanes 
Así vi explotar la célula

Por Benjamin Salcedo 

Una tarde en la primavera de 1987 tenía una cita en una casa en Coyoacán, al sur de la ciudad de México, para conocer a una banda nueva que estaba llamando la atención en el limitado circuito musical del entonces DF.
Una era previa a los grandes conciertos, donde se tocaba en lugares como Rockotitlán, Tutti Frutti, Bar 9, LUCC (la última carcajada de la cumbancha) y cualquier otro espacio en el que pudieran juntarse una cantidad suficiente de jóvenes ávidos de escuchar a sus bandas favoritas como teatros, gimnasios, frontones o donde fuera. 

En esos años, tenía un programa de radio en Rock 101 llamado Frecuencias Alteradas y escribía para cualquier medio que me lo permitiera: revistas, fanzines o periódicos, eran tiempos interesantes, en donde se sentía que algo grande estaba por suceder. 

Al llegar encontré a cuatro individuos con llamativos peinados, muy ad hoc a la época, además de ser bastante altos, la cabellera les añadía otros centímetros, una indumentaria preferentemente negra, estilo característico del post punk y algo de delineador, sin duda imponían. 
Después de que su entonces representante hiciera la presentación se fueron mostrando las personalidades de cada uno de ellos. Sabo Romo el bajista, era el más amable y platicador, se le veían las tablas, recuerdo haberlo visto tocando con Guillermo Briseño y el Séptimo Aire y después me enteré de su amplio recorrido musical. Alfonso André el baterista, era muy callado, pero cuando hablaba era puntual y concreto. Diego andaba en su rollo, él venía de estilos musicales diferentes al rock y hacía mención a muchos grupos que en mi vida había escuchado. Finalmente, Saúl, de mirada penetrante, se evidenciaba el liderazgo que ejercía, a él lo había visto anteriormente con Alfonso cuando eran las Insólitas Imágenes de Aurora, un perfecto antecedente de lo que sería este grupo. 

Pasó el tiempo y la amistad con Saúl se volvió más cercana, cuando el desarrollo del grupo estaba todavía en gestación pasé varias tardes con él escuchando música, entre esos discos estaban Bauhaus, Love & Rockets, Siouxsie & The Banshees, un grupo extraño llamado The Glove con su disco Blue Sunshine y por supuesto de The Cure. En esa época apoyé a la banda a su difusión principalmente por afecto y porque me gustaba lo que hacían.
En casa de Saúl, frente al parque Hundido, tenía una grabadora de doble casete que grababa a doble velocidad, hacíamos copias de su demo de cuatro canciones que incluía “Mátenme porque me muero”, “Nada”, “Será por eso” y “Amanece”, le añadíamos una biografía del grupo y los guardaba en sobres que entregaba a los pocos medios, revistas y periódicos de esos años a los que les interesaba el rock mexicano. 

Estuve en muchos conciertos de esos primeros años, era mi actividad principal de los fines de semana además de visitar algunos de los lugares mencionados. Ese mismo demo llegó a ser incluido en la programación de Espacio 59, estación que sustituyó a la Pantera 590 AM y que en septiembre de 1987 se convirtió totalmente al rock en español y en la cual realicé turnos de 4 horas diarias de locución. 
Al grupo lo firmó por un periodo muy breve CBS (sello de Sony Music) pero la falta de visión les hizo perderse del grupo más grande del momento, de esa ocasión surgió la famosa y estúpida frase dicha por un ejecutivo de la disquera, “Nuestro negocio es vender discos, no ataúdes”.

Vivimos la llegada de la movida española y la invasión argentina, un momento brillante para nosotros los fanáticos, melómanos que gustábamos del rock y que necesitábamos que fuera parte de nuestras vidas. Para los Caifanes era una oportunidad extraordinaria presentarse con bandas de renombre y experiencia que tocaban por primera vez en México, un escaparate único para destacar. 
Las bandas extranjeras comenzaron a presentarse en discotecas, plazas de toros, universidades, incluso en el sótano de un elefante blanco, un enorme edificio en obra negra llamado entonces Hotel de México (hoy WTC), ahí se realizaron los primeros masivos de rock en tu idioma y grupos como: Radio Futura, Soda Stereo y varios más hicieron brincar a la multitud que hacía temblar el piso al grado que pensábamos que no resistiría y terminaríamos en el centro de la tierra, un ingrediente más de adrenalina para la catarsis del concierto.


Una noche tocó Miguel Mateos, toda una celebridad en Argentina y que traía su disco Solos en América con grandes éxitos como: “Cuando seas grande” y “Es tan fácil romper un corazón”, los grupos abridores fueron los Caifanes y Neón. El manager de Mateos, Oscar López, terminó siendo el controvertido impulsor del rock nacional los vio y firmó, pocos meses después “Mátenme porque me muero” era lanzado por BMG como primer sencillo de su disco debut homónimo. 
Tengo el gusto de aparecer en los agradecimientos de los dos primeros álbumes de Caifanes, algo que les aprecio, así como la amistad que he conservado con ellos a lo largo de todos estos años. 

Ahí comenzó una parte vital de la historia de nuestro rock nacional, tres años antes de que los conciertos se profesionalizaran con la aparición de OCESA en 1991, el grupo ya estaba para cosas grandes, su carrera despegaba y la internacionalización no tardaría en llegar. 
El resto es historia. 


miércoles, 27 de enero de 2021

Rush - La muerte de las estrellas




 

Rush - La muerte de las estrellas

Cómo la pérdida del corazón de Rush terminó con una increíble historia musical.

Por Benjamin Salcedo

El año 2020 siempre será recordado por convertirse en una bizarra historia de ciencia ficción que nos ha mantenido en nuestras casas a la gran mayoría, preguntándonos qué nos deparará el futuro y tratando de entender el mundo antes y después de él. 

Pero poco antes, en enero del año pasado, una noticia terrible nos golpeó en la cara, quizás el mejor baterista de la historia del rock había fallecido a causa de un glioblastoma (una especie de tumor cerebral). Neil Peart, el corazón del grupo Rush había hecho sonar sus platillos por última y definitiva ocasión. 

Asimiló lo mejor de cada uno de sus ídolos musicales: Keith Moon y John Bonham en su faceta más pesada, mientras otros como Buddy Rich y Gene Krupa lo orientaron hacia sonidos más inclinados al jazz, todos pilares del instrumento cuya influencia logró moldear a este genio, que no tenía reparo en incorporar a su batería elementos de lo más bizarro e inusuales -tomando en cuenta que el estilo de rock que tocaba- como campanas tubulares, marimba, cencerros o gongs.

Con la perdida de Peart, se fue un tipo único, no solamente por su habilidad y precisión, algo que ofrecía generosamente en cada canción de sus discos, destacaba con algunos de los solos más sublimes de batería de los que se tenga memoria los cuales estaban compuestos por improvisaciones y rutinas coincidentes que cambiaban constantemente en cada gira. Y no era únicamente velocidad, tenía un sentido del ritmo fascinante y podría ejecutar casi cualquier tipo de percusión que le rodeaba, tenía una batería digna de un museo que no dejaba espacio alguno dónde extender sus extremidades sin producir un sonido preciso. Cada nuevo disco perfeccionaba su técnica y venía acompañado por la curiosidad de descubrir qué nuevo elemento de percusión había incorporado. 

Con su partida no se fue únicamente un ejecutante insustituible, algo inusual fue que Neil era el encargado de escribir las letras de las canciones de Rush. Su estilo y temática cambió con el tiempo y la madurez oscilando desde las historias futuristas, fantásticas, espaciales y de ficción hasta delicados temas sociales, otros que trataban la condición humana y algunas profundamente emocionales. Su pérdida fue un golpe directo que partió ese triángulo perfecto que formó Rush desde su segundo disco Fly By Night en 1975 hasta la última gira 42 años después. 

Pocas personas conocen la vida personal de esta estrella, que fue bastante tormentosa. Su única hija Selena falleció en un accidente automovilístico a los 19 años en una autopista de su natal Ontario en 1997. La pena fue tan grande que su esposa Jackeline sucumbió a la depresión y murió de cáncer 10 meses después. Este fuerte golpe casi lo retira de la música. 

Como terapia realizó un viaje en motocicleta de casi 90,000 kms desde su casa en Quebec Canadá, hasta Alaska y después pasando por Estados Unidos, México y algunos países de Centroamérica, como resultado de la aventura escribió el libro Ghost Rider que narra la travesía. Tres años después conoció a Carrie, quien se convertiría en su segunda esposa y junto con su catarsis en dos ruedas fueron nuevas razones para continuar con su vida y carrera musical, un lapso total de 6 años en los que Rush estuvo en pausa productivamente hablando.

Sin su corazón era prácticamente imposible que Rush siguiera viviendo, la carrera de una de las bandas más importantes, diferentes y simbólicas del rock llegó a su fin unos años antes, cuando fue diagnosticado con una enfermedad que la familia mantuvo en secreto hasta el día de su muerte y solo fue del conocimiento de un círculo muy cercano. 

La estrella que era Rush había muerto, pero no había dejado de brillar, de que los seguidores tuviéramos la esperanza de un regreso, sin Neil esa estrella se apagó definitivamente.

Recomendación: Además de la discografía o al menos una buena recopilación como Chronicles y el libro de su viajes, si les interesa conocer sobre la forma de tocar de Neil busquen un video instruccional llamado Anatomy of a Drum Solo, en donde explica la importancia del constate cambio de técnica que utilizaba, es simplemente maravilloso. 

Les dejo este video para que sepan de lo que les hablo. Disfrútenlo









Paul McCartney - III

 


Paul McCartney

McCartney III

Por Benjamin Salcedo

Comenzaré diciendo que no soy adorador, ni mucho menos un docto en datos de los Beatles, simplemente alguien que disfruta mucho su música y reconoce su enorme importancia para la cultura popular.
 Dicho esto, les comento que McCartney III  no es ni remotamente el mejor disco de Paul, una figura cuya trayectoria tiene trabajos con altos estándares y brillantes obras difíciles de igualar. 

Pero eso no quiere decir que se trata de un mal disco.

 Si bien hemos visto que Paul ha tomado dudosas decisiones recientemente, colaborando con artistas que no vienen al caso en un afán de seguir vigente para las nuevas generaciones -algo innecesario para uno de los músicos vivos más influyentes de la historia- en esta ocasión se encierra en solitario y hace un trabajo bastante digno, tocando todos los instrumentos como lo hiciera con el McCartney I de hace 50 años cuando se separaron los Beatles y McCartney II de hace 40 años cuando se disuelve su grupo Wings. 

Ahora 40 años después hace la tercera versión en plena contingencia, nuevamente el hombre-orquesta se mete al estudio a pasar la cuarentena creando música nueva.

Algo plausible para alguien que no tiene absolutamente nada que probar.

 En la transmisión de One World Together at Home via streaming durante la pandemia notamos su voz avejentada, esto es evidente en la mayor parte del disco, da un poco de tristeza y se puede pensar que no es necesario que lo hiciera, sobre todo con el gran legado que ha dejado. 

Había la esperanza, de que la magia de su estudio de grabación pudiera disimular estas carencias, pero es evidente la diferencia entre “When Winter Comes” que fue grabada en los años 90 y las actuales.

 

El disco inicia muy flojo con “Long Tailed Winter Bird” demasiado folk, pero eventualmente aparece el genio del Beatle; "Deep Down" es una de mis favoritas aunque la mayoría de las críticas no opinan lo mismo, su espíritu R&B la convierten en algo distinto y atractivo. La referencia a la vida campirana de “Winter Bird/ When Winter Comes” compuesta varios años atrás pero con una fuerza emocional adecuada a estos tiempos; “Find My Way” su sencillo de lanzamiento tiene un sonido más actual, indie pop, sin perder la esencia que ha hecho famosa durante seis décadas y también destacaría “Lavatory Lil” que suena a rock & roll de los años 50s y a los inicios de su carrera en la famosa Cavern

Mi recomendación es que lo escuchen con mucha atención y más de una vez, irán descubriéndole virtudes en cada nueva ocasión.
 No es un disco de despedida ni pesimista, aunque si es algo obscuro y lejos de pretender el éxito comercial.


A muchos no les interesará este ritual y es entendible, habiendo tanta música ¿para que perder el tiempo tratando de buscarle el encanto a un disco de alguien de 77 años?
 Pero cuando ese “alguien” ha creado parte de la mejor música de la historia, sin duda merece esa oportunidad de parte de algunos melómanos curiosos y agradecidos.




Dua Lipa - La joven princesa del pop en tiempos difíciles

 


Dua Lipa 
La joven princesa del pop en tiempos difíciles

Por Benjamin Salcedo 

Sin lugar a dudas el pop tiene una reina, que ostentará el trono mientras viva, al menos eso sucedió con Elvis, quien a pesar de estar alejado de aquellos años en los que su atractivo arrasaba permitiéndole hacer prácticamente cualquier cosa y sus seguidores lo festejaban, desde películas terribles hasta discos pobres y olvidables. Pasó sus últimos días cómodamente en un recinto en las Vegas engordando y muriendo lentamente. Y aun cuando habían surgido muchos contendientes para el trono, hasta su muerte fue el rey del Rock. Lo mismo sucedió con Michael, el rey del Pop y seguramente pasará con Madonna la reina del Pop.

En el inter han desfilado numerosas princesas del Pop, desde Britney Spears hasta quien ustedes elijan, pero hoy en día, en estos tiempos difíciles hay sin duda un póker de candidatas para ostentar dicho título: Taylor Swift, Ariana Grande, Selena Gomez y mi favorita Dua Lipa.

Desde el inicio de la contingencia comenzó a lanzar sencillos extraordinarios de su segundo disco, primero fue “Don’t Start Now”, una de las mejores canciones pop del año, de varios años, simplemente se tatúa en tu inconsciente y no te suelta, es el prototipo del hit radial del siglo XXI. Le siguió “Physical”, otro tema descomunal, extraordinario, que ha sonado insistentemente en la mayoría de las redes y canales de video. Con esos dos antecedentes el disco no podía ser más que otro éxito, pero seguirían desfilando los sencillos. Future Nostalgia, ve la luz en medio de la peor crisis de la humanidad, con todos encerrados en sus casas y con solo medios digitales atiborrados de reguetón para comunicarse, con todo y eso se han descargado billones de ocasiones sus temas.

Le siguieron los sencillos “Break My Heart” y “Hallucinate” ambos en animación por la imposibilidad de filmar en exteriores y también se convirtieron en rotundos éxitos. 
Cuando parecía que el álbum estaba agotado y ya no había más tela de dónde cortar, como as bajo la manga se sube al ring del género de moda y acompañada por los dos invitados al Super Bowl: J.Balvin y Bad Bunny presentan “One Day” y los comentarios más diversos se suscitan. Desde los puristas que veíamos con malos ojos que cayera en las redes de la moda, hasta los seguidores del género que ya acostumbrados a que todos quieran una rebanada del pastel la recibieron cordialmente. El resultado es un tema interesante, acompañado de un video en blanco y negro interpretado por la actriz española Úrsula Corberó, donde Dua lleva la batuta y lidera el tema transformándolo en algo pop mientras no aparecen las voces de sus compañeros. 

Como si el mundo se fuera a acabar, todavía no pasábamos el bocado de esta aventura cuando se anuncia un disco completo de remixes llamado Club Future Nostalgia, que salió a finales de agosto, y que consiste en 17 remixes de varias colaboraciones mezcladas en un solo set. 
El primer sencillo –quinto del álbum original—es “Levitating” donde cuenta con la compañía de dos de sus ídolos – dicho por ella en su cuenta de Twitter- Madonna y Missy Elliot, el video ya tiene 29 millones de vistas. 
Y no es únicamente el encanto de ver las maravillas que la generosa naturaleza le otorgó, capaces de incitar a una estatua de piedra, su valor al componer sus propias canciones la dota de un encanto muy especial. El disco incluye el remix de “Physical” por el genial Mark Ronson (Amy Winehouse, Bruno Mars) y con la compañía de otra de sus artistas admiradas Gwen Stefani. 

A principios de diciembre realizó un concierto en streaming llamado Studio 2054 (clara referencia a la famosa disco de NY), donde la acompañan Kylie Minogue, Angelè, Elton John en un evento de poco más de una hora. La transmisión fue vista el día de su presentación por más de 5 millones de espectadores, rompiendo un record de transmisión en línea.
 
Para cerrar el año lanza otra versión de “Levitating” pero ahora con la compañía de DaBaby, un rapero que le da un toque diferente al tema y lo relanza con otros 81 millones de vistas en YouTube.
Le siguen presentaciones en Tiny Desk (conciertos acústicos breves), los American Music Awards, Saturday Night Live y varios otros aparadores tan espectaculares como el trabajo de su equipo de management. 

La música de Dua Lipa está hecha para poner a bailar a todo el mundo, aunque sea en tik tok o historias de Facebook o Instagram, el club de baile puede ser la sala de tu casa o la recámara, lo que es seguro es que hizo uno de los mejores discos del 2020 y fue el soundtrack perfecto para amenizar con música de gran calidad este primer año de tiempos difíciles. 
   



Deep Purple - Whoosh!

 


Deep Purple - Whooosh! 

Por Benjamin Salcedo 

Después de 52 años haciendo música, el vigésimo primer disco de Deep Purple es una maravilla.

Después de Infinite del 2017, llega Whoosh! para redondear junto con Now What? de 2012 una trilogía don el célebre productor canadiense Bob Ezrin (Pink Floyd The Wall, Destroyer de Kiss, Peter Gabriel, Alice Cooper) . 
El sonido de la banda es increíblemente consistente, poderoso, sumamente atractivo, se nota que, aunque los años pasen, siguen disfrutando al máximo lo que hacen, se percibe ese goce en especial en esta ocasión con la música que compusieron en este nuevo álbum. 

El nombre del disco está tomado de una onomatopeya que presenta el sonido que emite el viento en un lugar solitario, perfecto para recordarnos estos meses que estamos viviendo y que quedarán marcados en la historia mundial. 

Son 13 temas, que muestran una sensibilidad mayor sin dejar de lado el sello característico de la leyenda que Deep Purple es, maduros como nunca e inteligentes como siempre. Ian Gillan cantando con pleno conocimiento de sus limitaciones que el tiempo impone a cualquier voz pero alcanzando los tonos exactos para su rango y potencia actual, sin aquellos gloriosos gritos de los 70s. La mancuerna clásica de Glover y Paice siguen manteniendo la base de toda la obra como lo han hecho por décadas, discreta y precisa, la profundidad que da la batería de Paice es ya una marca registrada. 
Pero en esta ocasión merece destacarse el trabajo de Steve Morse, que con riffs impresionantes, de buen gusto y melódicos más que vertiginosos, embelleciendo cada canción. Igualmente Don Airey con su pedigree de haber sido miembro de grupos como Black Sabbath, Rainbow, Judas Priest por mencionar algunos, que con sus 18 años en el grupo sigue siendo el nuevo que sustituyó a John Lord, muestra su gusto exquisito para insertar el sonido de sus sintetizadores, enriqueciendo el sonido llegando a sonar como un blues progresivo.

Hay temas maravillosos, como los pasajes atmosféricos sutiles y envolventes de "The Power Of The Moon" con un halo misterioso creado por el piano y los coros; mientras que "Drop The Weapon" un hard rock que nos muestra un juego interesante entre la guitarra de Steve Morse y los teclados de Don Airey creando texturas exóticas con frescas y virtuosas ejecuciones con una dosis de crítica social. Si lo que buscas son canciones como las de antaño, tal vez "The Long Way Around" cubra tus expectativas, de nuevo con un solo de Airey brillante y diferente presentan una historia sobre el camino de la banda en más de medio siglo de existencia o la más rocanrolera "What The What"
Personalmente mi favorita es las que cierra el álbum "Dancing In My Sleep" con una sutil vibra funky en la guitarra y medio oriental en los teclados concluye una obra sobresaliente. 

Algunos aferrados seguirán diciendo que no tiene nada que ver con las obras maestras de antaño, sin embargo, sería ingenuo por no decir estúpido no disfrutar y apreciar lo genial que ha evolucionado la banda, como ninguna otra de su época y estilo. Somos afortunados de aun tenerlos haciendo discos de este nivel de calidad después de más de cinco décadas de actividad. 

Deep Purple es una banda con una base fiel de seguidores y no se irá dejando únicamente recuerdos de grandes éxitos y obras del siglo pasado, este nuevo disco, Whooosh! es un trabajo casi perfecto que deja abierta la expectativa y posibilidad de seguir esperando grandes proyectos en el futuro.








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