jueves, 11 de marzo de 2021

David Gilmour - El corazón de Pink Floyd

 


David Gilmour, el corazón de Pink Floyd 
Por Benjamin Salcedo 

Si bien a Roger Waters se le acredita la autoría de las obras más conocidas de Pink Floyd, es en su guitarrista David Gilmour, donde radica el motor que dio vida a tantas maravillas durante muchos años. 

Remontémonos a Londres a finales de los años 60s, la efervescencia de la música pop y la psicodélia había inundado la ciudad, reunidos alrededor de Syd Barrett, líder original del grupo, el exceso de LSD y una débil condición mental terminaron por desestabilizarlo y tuvieron que llamar a su amigo David Gilmour para que lo ayudara en conciertos con guitarra y voces por no ser capaz de ejecutarlos por sí mismo. Esto agravó y Waters decidió con el resto de la banda echarlo del grupo, tomando las riendas de la agrupación. 

En Ummagumma dieron rienda suelta a su imaginación con una canción de cada uno en estudio, lo más rescatable es la 3ª parte de “The Narrow Way” de David en donde el multinstrumentalista demuestra que toca bajo, teclados, batería, armónica y saxofón. El cambio radical del grupo sucedió en Meddle del 71, Gilmour se involucró más en el entramado y creación de las obras, principalmente en los temas “One of These Days” y “Echoes”, esta última una de las mejores canciones de toda su discografía.

Llegaron las obras cumbre, primero Dark Side of the Moon donde las canciones son firmadas por todos al igual que sucedió después en Wish You Were Here con la canción clave, la oda a Syd, su amigo caído en desgracia con la canción “Shine On You Crazy Diamond. La música de Pink Floyd es tan compleja y elaborada que es imposible que alguien llegue con la idea total de cada obra, alguien tiene la inspiración primaria y la evolución del tema es un trabajo conjunto, se estructura hasta lograr las obras maestras que conocemos. Cuando se menciona que la obra es de Waters, por ser su idea, es imposible imaginarla como la conocemos sin los elementos creados por el resto de la banda, en especial por Gilmour. 

Después el disco Animals con el dominio lírico de Waters sembró las semillas para la ruptura que eventualmente se produciría, aunque en aquella época su liderazgo fue bien recibido, como admitió Gilmour a Rolling Stone en 2011. “Creo que fue una sensación de alivio que él tuviera esa disposición. Aunque Waters era el letrista, no significaba que estaba a cargo de toda la dirección musical. Siempre hubo un poco de tensión por ese aspecto”.

Mientras David se convertía en el vocalista principal y creaba maravillas con sus cuerdas ya pensaba en opciones y graba su primer disco homónimo, su inconfundible sonido, lo puedes escuchar en cualquier otro lugar e identificarlo plenamente. Waters evolucionaba, fusionaba ritmos y narraba historias personales, espectaculares, hizo una obra conceptual, su obra cumbre The Wall inspirada en su infancia y las pérdidas de la post guerra. Aunque la esencia musical de Gilmour seguía presente con sus melodías fascinantes, Roger pretendió apoderarse por completo del grupo, nuevamente sus ideas de la guerra, con un disco monótono y repetitivo The Final Cut, decide correr a Rick Wright del grupo contra la voluntad de los demás, eso desencadenó en fricciones y a la postre, su eventual salida para seguir una carrera solista. 


En ese lapso grabó su segundo trabajo en solitario About a Face, mientras se especulaba que 1985 era el fin del grupo, Gilmour tomó el liderazgo, se volvió la voz y siguieron adelante con obras fascinantes. Pese a las disputas legales de Roger vs los demás, continuaron como Pink Floyd sin él. Su esencia se escucha en A Momentary Lapse of Reason, suena absolutamente a él, era innegable quién conducía el destino del grupo y el disco es muy superior y diferente al anterior, una nueva era de la banda había comenzado. 

Después llegó The Division Bell otra obra espectacular, también con el sonido del guitarrista marcado, con algunas canciones maravillosas como “High Hopes”, una verdadera belleza.


Pink Floyd - High Hopes 

El grupo se transformó en un trio que era acompañado en concierto por tres coristas, un bajista, otro tecladista, percusionista, saxofonista y otra guitarra, con el más fascinante escenario y pantallas de su época. En 2003 es nombrado Sir David Gilmour, comendador de la Orden del Imperio Británico, la revista Rolling Stone lo nombró el #14 de los 100 mejores guitarristas de la historia y su solo en “Confortably Numb” fue votado como el mejor de la historia, tiene fraseos muy característicos y un sonido singular que lo distinguen del resto de los guitarristas. No es el más veloz, por el contrario, gusta del uso de la palanca del trémolo de su guitarra para darle más colorido a su punteo de cuerdas. 

On an Island es su tercer trabajo solista, llegó al #1 en su natal Inglaterra y el Top 10 estadounidense. Hizo giras y se lanzaron en disco en vivo. En 2015 lanza otro álbum llamado Rattle That Lock, con cuya gira vuelve al escenario del anfiteatro romano de Pompeya a grabar en vivo –como lo hiciera con Pink Floyd en 1972—y edita otro disco en vivo. 

David ha tocado con cuanto músico puedan imaginar de la más alta calidad: Syd Barrett, The Wings, Paul McCartney, Kate Bush, Supertramp, Duran Duran (Arcadia), Bryan Ferry, Pete Townsend, Grace Jones, The Dream Academy, Peter Cetera, Elton John, Alan Parsons, The Orb y muchos más. 

Nunca ha dejado de estar envuelto activamente en eventos benéficos para organizaciones que van desde asociaciones de salud mental, Greenpeace, Amnistía internacional, Teenage Cancer Trust y PETA. La BBC le dedicó un documental Wider Horizons anunciado como “un retrato íntimo de uno de los mejores guitarristas y cantantes de todos los tiempos” y el corazón de uno de los grupos más grandes de la historia.




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