Un reproductor revolucionario en la era pre-streaming que fascinó a todos por sus cualidades fue descontinuado después de 21 años. Los recuerdos que deja son imborrables.
Ya hace tiempo que había dejado de verse en las tiendas, las tiendas Apple ya no lo exhibían en sus vistosos aparadores, era una reliquia para la mayoría de los jóvenes que trabajan en esos lugares. Pero todavía existía un último formato del iPod Touch, que fue vendido el 12 de mayo pasado marcando con ello el fin de una era.
Hace poco se descompuso un iPod Classic que tenía en mi auto y fui a una iShop para ver si lo podían arreglar. Me llevé una gran sorpresa, cuando se lo mostré a uno de los técnicos del Genius Bar e inmediatamente llamó a sus amigos para que lo vieran, como si estuviera mostrándoles un gramófono de principios del siglo pasado. Me dio un poco de nostalgia pensar que un dispositivo de principios de los años 2000 ya es visto como una pieza de museo.
Difícilmente los que tenemos más años nos vamos a olvidar de esa rueda que giraba y localizaba la canción que deseabas escuchar, esa maravilla que fue descubrir que un formato digital como el MP3 tenía vida en nuestros dispositivos con nuestras propias canciones extraídas de los vinilos, casetes o compactos que habíamos comprado anteriormente. Antes de el iPod, los también gratamente recordados Walkman o Discman únicamente te daban la opción de escuchar el casete o disco que pusieras, no más de 90 minutos de música, eso hizo del iPod una revolución auditiva fascinante.
Había de muchos tipos, el iPod Classic que como su nombre lo dice era el más sofisticado, con mayor capacidad y obvio el más caro. Podías guardarle hasta 5 mil canciones de buena calidad en sus versiones de mayor memoria, o más si no te importaba demasiado cómo se oyeran. Esto lo dejaron de hacer en 2014, por lo cual se volvió un objeto de colección. Era imposible no llevarlo a todos lados: viajes, recorridos en auto, al gimnasio, una compañía valiosa. Antes de que aparecieran los airpods todos andábamos con nuestro cable blanco escuchando ese iPod que teníamos en los bolsillos. También estaban los modelos Nano, Shuffle o Touch para todos los gustos y presupuestos.
Recuerdo cuando salió en el 2001 –unos días después del ataque de 9/11 en las torres gemelas-- con una campaña extraordinaria que te hacía sentir de inmediato la necesidad de tenerlo y que tuve la oportunidad de ver en MTV. Afortunadamente no pasó demasiado tiempo antes de que tuviera uno y hasta la fecha lo sigo usando. Además con posteriores modelos también podías ver videos y fotografías, pero creo que nadie lo usaba para eso, sobre todo por la evolución tan importante que fueron teniendo los smartphones y sus cámaras.
Una ventaja del iPod contra los dispositivos actuales que reproducen streaming desde una plataforma es que no necesitabas tener ni siquiera luz, no digamos internet o wi-fi para poder escucharlo, con que lo hubieras cargado previamente como cualquier teléfono o airpods actual era suficiente. Tampoco tenías que escuchar o ver anuncios comerciales, nadie te podía rastrear, no contabilizaban las veces que escuchabas una canción, no te recomendaban nada, era un simple gusto y goce personal, la música en su más íntima expresión. Podías estar en el punto más recóndito del mundo, una cueva, montaña, selva y el iPod se escuchaba perfectamente.
Este gran invento de Steve Jobs & Co. cambió la forma de escuchar la música y de compartirla –porque podías conectarlo en otros equipos de sonido y reproducir tus canciones—pero también podías aislarte en tus gustos y el volumen de tu preferencia sin molestar a nadie. Si algo te gustaba, era tuyo, solamente tenías que descargarlo en tu iPod y te acompañaría por siempre. Una sensación inexplicable que para los que la vivimos, fue una bendición, una verdadera maravilla. Siempre lo recordaremos.
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