Nirvana
El inimaginable despegue de Nevermind hacia la gloria
Por Benjamin Salcedo
Se cumplen tres décadas de la aparición de un disco que marcó un cambio radical para la música alternativa en el gusto y la popularidad mundial.
En el año de 1991 sonaban en los oídos del público los éxitos de Michael Jackson, el novedoso y edulcorado Black Album de Metallica, los Red Hot Chilli Peppers, Pearl Jam también comenzó a oírse y verse en MTV con “Once” de su álbum Ten, pero de pronto, en el mes de septiembre una canción comenzó a ganar espacio y a retumbar como ninguna otra.
Era un riff poderoso, contagioso, casi adictivo, una banda undeground de Seattle Washington que había tenido un primer disco bastante común y corriente con la disquera Sub-Pop de repente logró que el mundo se maravillara con la crudeza de sus letras y lo directo de su sonido con un nuevo trabajo, matando por completo a los grupos de hard rock comercial.
Había nacido una estrella en el firmamento del rock mundial, Kurt Cobain era el nuevo mesías que daría inicio a una corriente musical avasalladora y fascinante, el Grunge había aparecido para dominar las listas durante un lustro al menos.
“Smell Like Teen Spirit” fue el parteaguas y carta de presentación, un video oscuro, delirante, juvenil como su nombre los indicaba que se desarrollaba en un colegio.
Estábamos ante una obra que culminaría tal vez como el disco más importante de rock de los 90.
El trabajo en la producción de Butch Vig fue notable, transformó al grupo con un sonido brillante y realista, con la suficiente fuerza en donde era necesario y espacios más delicados y acústicos para irrumpir nuevamente con machacantes riffs, destacando la sección rítmica con Dave Grohl en batería y Kris Novocelic en el bajo, que proporcionaban un poderoso acompañamiento a la desgarradora voz de Cobain. Sin duda la fusión del punk, garage americano y rock duro no había encontrado mejor fusión hasta ese momento.
Las letras de Cobain, eran delirantes, llenas de ira y angustia, con una carga de depresión muy importante pero envueltas en un coraje que se hacía notar. Sin ser un cantante destacado, su estilo lo llevó a un altar rápidamente. Sus furiosas letras eran explosivas, habla de asuntos crudos y reales, con “ganchos” melódicos que hacían irresistible su masiva aceptación. Kurt, fanático de los Beatles y de Lennon en particular ocuparía un lugar a su lado tres años después.
Los éxitos fueron desfilando “Come As You Are”, “Lithium”, “In Bloom” y la dramática “Polly”. El resto del disco no era de relleno, muchos temas valían la escucha e inmediatamente esa portada del bebe acuático tras el dólar se volvió icónica.
La puerta estaba abierta y muchos grupos la aprovecharon, Pearl Jam, Soundgarden (que ya tenía varios discos, también en la misma disquera), Alice In Chains, Stone Temple Pilots, Smashing Pumpkins y varios más se unieron a Nirvana en el paraíso que fue el grunge, inclusive se impuso una moda de vestir que caracterizaba a este movimiento.
Nevermind logró devolverle la pureza al rock, lo revitalizó y dominó la década entera, logrando más de 10 millones de discos vendidos, en una época cuando todavía se contaban las unidades físicas. Eso impulsó su primer álbum y el tercero y último en vida de Kurt. Después, como suele ser costumbre aparecieron varios más discos póstumos de rarezas, en vivo, Unplugged y varios otros.
Disfrútenlo, aprécienlo, nunca volvieron a hacer algo de esta magnitud y Kurt prefirió quitarse esa responsabilidad.
Nirvana - Smell Like Teen Spirit